Miércoles Santo
ENTRE DOS TIEMPOS,
BUEN FIN
ENTRE DOS TIEMPOS
Gonzalo Gragera
-Jóvenes
con inviernos
de
abstinencia, que sienten,
como
Aquél, que tampoco
su
reino es de este mundo-.
Jueves
Santo. Javier Salvago.
Blancas pecas del árbol, y en las
calles
un hogar de primicias, nuevo y
virgen.
Todo es origen, música y
descensos
al umbral de la infancia y de sus
años.
Hay luz de incertidumbres y de
incógnitas
y un calor desprendido de mil
cuerpos
que alumbran obviedad y
anonimato.
Entre ellos yo paseo. Solitario
en este mes de abril. Y en el
silencio:
el nombre en que descanso y me
consumo.
Porque blancas las pecas en el
árbol
y también novedad aquellas
calles,
pero ya descubrimos confidencias
en no sé qué lugar y en qué
momento:
esta muerte que ves es más que un
juego.
BUEN FIN
José Manuel Gómez Fernández
Aquella
noche el rey de Harlem, con una durísima cuchara,
arrancaba
los ojos a los cocodrilos
y
golpeaba el trasero de los monos.
Con
una durísima cuchara.
Los
negros lloraban confundidos
entre
paraguas y soles de oro...
Federico
García Lorca: Poeta en Nueva York.
Hay Dolores
que queman rostros, que agostan lágrimas, que arrancan ojos.
Contemplo tu
imagen dolorida, Virgen del Buen Fin, en la fotografía de un buen
amigo. Tu rostro, tus lágrimas, tus ojos... ¡Tus ojos! ¿Qué pena
tan grande los ha arrancado de tu bella cara? ¿Es que acaso no
tenías delante candelas que los iluminasen? ¿Qué ruines mineros
encontraron el filón de oro de tu mirada?
No..., es
verdad, tu Dolor es ciego, inexorablemente negro como la pena más
negra del hondón más negro del alma.
Contemplo
apenas dos sombras en lo que fueron las cuencas de tus ojos y me
compadezco de tu inmensa pena.
Quisiera
andar a tu vera despacio, muy despacio, tan lento como fluyen los
relojes por las lágrimas rojas de tu Dolor infinito, tan lento como
suben los reflejos de las velas inútilmente por tu rostro en busca
del consuelo de las ventanas de tu espíritu.
Y solo puedo
pedirte, ¡oh, fuente de Dolores!, que calmes los míos y los de los
míos en la hora del Buen Fin.
© de todas las fotos: Ramón Simón García
Dedicado a nuestro hermano mercurial José Miguel Ridao. ¡Ánimo!
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